Muchos nos preguntaremos de dónde procede la tradición de las cruces de Mayo. Pues bien. Una de las explicaciones que existen se remonta a la Edad Media, cuando el emperador Constantino I el Grande, tras ver en el cielo una cruz con la inscripción "In hoc signo vincis" (con esta señal vencerás), mandó a su madre, Santa Elena, buscar la verdadera cruz de Jesucristo en Jerusalén. Cuenta la leyenda que encontró tres cruces ensangrentadas y que averiguó cuál era la de Jesús colocándola encima de enfermos e incluso muertos que sanaban o resucitaban. Santa Elena murió pidiendo a todos los que creen en Cristo que se celebrara la conmemoración del día que encontró la cruz.
La forma de recordar este hecho en distintas localidades españolas es colocar en la vía pública cruces decoradas con flores cada 3 de Mayo.
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