Los niños de 2º escriben en la agenda si han terminado sus tareas y si tienen algún control. El profesor se encarga de asegurarse que lo escriben correctamente y detectan posibles engaños de algún pillín.
Pues bien. En casa, es muy importante hacer nuestra parte. Yo llevo todo el curso enfadándome con mi hija porque se le olvida todo, y no apunta las cosas en la agenda, o se olvida de coger el libro del que tiene que estudiar, o se olvida de hacer las operaciones que le mandan todos los días... Hasta que un día no sé muy bien cómo recordé que los niños no nacen sabiendo. Y que si mi hija es especialmente despistada (seguro que hay niños que no necesiten ayuda extra), tendremos que trabajar el doble que otros padres con el tema de la agenda. Así que aproveché el gusano de fomentar hábitos de autonomía y lo hemos dedicado al uso de la agenda. La norma es que tiene que apuntarlo TODO, no sólo lo que le recuerda el profesor: Si hay operaciones, si le dan libro de lectura, si le dan la hoja de lectura acompañada, si le dan una circular... TODO. Otra norma es que, si escribe que hay control, automáticamente tiene que coger un libro. Y por último y fundamental, al llegar a casa tiene que acordarse de abrir la agenda y mirar lo que ha escrito.
Esto último seguro que parece una bobada evidente, pero no lo hacía. Y nosotros, sus padres, no caíamos en la cuenta, sino que corríamos a leer la agenda nosotros, y a enfadarnos si se le había olvidado algo (a veces yo necesitaría una Escuela de Padres para cosas cotidianas).
Total, que parece que la cosa poco a poco se está encauzando. Ahora hemos "arreglado" esto, y seguro que alguna otra cosa absolutamente evidente se nos está escapando de las manos.
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